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La calma en medio del caos: Reflexión Dominical

  • melecuen
  • 2 nov
  • 3 Min. de lectura

La calma en medio del caos: Reflexión Dominical



“La paz no es la ausencia de conflictos, sino la habilidad para manejarlos.” — Mahatma Gandhi


En la vida, como en los negocios, hay días en que todo parece alterarse de golpe. Los planes se interrumpen, las rutinas se quiebran, las exigencias aumentan y la paciencia se pone a prueba. Son momentos que, a primera vista, parecen caóticos, pero que en realidad esconden oportunidades de crecimiento.


Hace unos días, Protección Civil visitó mi restaurante Casa María para hacer una revisión exhaustiva. Llegaron con un largo listado de observaciones y recomendaciones. No lo voy a negar: me molestó. Porque estamos viviendo tiempos muy difíciles, donde los empresarios del sector gastronómico seguimos sobrellevando una crisis de violencia que afecta directamente las ventas, la tranquilidad de los clientes y el ánimo de todos los que trabajamos día a día para sostener empleos y mantener las puertas abiertas.


Pero, con serenidad, comprendí que cada observación, lejos de ser un obstáculo, era una invitación a hacer las cosas aún mejor.


Y aun si esa visita proviniera de una instrucción o intención de hostigarnos como negocio, sigo creyendo que en todo hay una oportunidad. Incluso en lo más oscuro, siempre hay una luz. Esa luz es la conciencia tranquila, la seguridad de estar haciendo lo correcto, y la certeza de que cuando se actúa con verdad, ningún intento por apagar el esfuerzo logra su cometido.


La vida y las instituciones funcionan de la misma manera: los procesos de revisión, las auditorías, las inspecciones o los cambios de norma no están hechos para frenar, sino para mejorar. Nos obligan a ver lo que muchas veces pasamos por alto y a corregir lo que creemos “suficiente”. Cuando hay disposición y humildad, hasta el reclamo más duro se transforma en una lección.


Esa visita me hizo reflexionar sobre cómo enfrentamos los contratiempos. Hay quienes reaccionan con enojo o miedo, y hay quienes deciden aprender, adaptarse y seguir adelante con calma. Y es que la calma no es pasividad; la calma es control, claridad y liderazgo. Es la capacidad de mantener el rumbo cuando alrededor todo parece moverse.


En Casa María, cada revisión, cada recomendación y cada detalle corregido es una inversión en seguridad, confianza y excelencia. Es una forma de reafirmar que cuando se hacen las cosas bien, con ética y responsabilidad, no hay obstáculo que pueda convertirse en amenaza. Al contrario, cada reto se vuelve una oportunidad para crecer, servir mejor y fortalecer lo que somos.


Y así también sucede en la vida: los momentos de crisis revelan nuestro verdadero carácter. No siempre podemos controlar lo que ocurre, pero sí la manera en que respondemos. El caos no se vence con gritos ni con prisa, se vence con serenidad, con la mirada en alto y con la certeza de que todo mejora cuando se trabaja con propósito.


Y si algo he aprendido, es que después de toda tormenta viene un amanecer más claro. Lo que viene siempre es mejor de lo que fue. En los tiempos difíciles es cuando surgen los verdaderos guerreros, porque como dice la sabiduría popular, Dios le da las batallas más duras a sus mejores soldados. Así también las águilas, cuando envejecen, deben romper su propio pico, arrancarse las plumas y soportar el dolor del renacimiento para poder volar de nuevo. La vida es igual: a veces hay que pasar por el dolor del cambio para recuperar la fuerza, elevar el vuelo y mirar desde lo alto con una nueva visión.


Hoy entiendo que el orden nace de la calma, y que la calma es un signo de madurez. En el ruido de las exigencias y los imprevistos, siempre hay una voz interior que invita a hacer las cosas bien, a mejorar, a superarse. Escuchar esa voz es el primer paso para transformar cualquier revisión, cualquier obstáculo, en un impulso.


Porque al final, lo que define a las personas y a las empresas no son los problemas que enfrentan, sino la serenidad con la que los resuelven.


✨ Gracias por acompañarme en esta nueva Reflexión Dominical. Como siempre, aquí estoy, cercano y a la mano, compartiendo lo que la vida me enseña.


Héctor Melesio Cuén Díaz

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